Capítulo 11: El terrorismo de Estado

Introducción al concepto de "terrorismo"

El concepto de terrorismo ha evolucionado significativamente a lo largo de la historia. En su esencia, se refiere al uso sistemático de la violencia para alcanzar objetivos políticos, religiosos o sociales. Un aspecto fundamental del terrorismo es que busca generar un impacto psicológico que va más allá de sus víctimas directas, creando un clima de terror social.

Durante el siglo XX, el terrorismo estuvo principalmente vinculado a grupos con reivindicaciones nacionalistas o ideológicas. Organizaciones como ETA en España o el IRA en Irlanda del Norte ejemplifican esta tendencia. En América Latina, grupos como Montoneros surgieron en el contexto de luchas ideológicas y políticas.

En el siglo XXI, el terrorismo ha experimentado una transformación significativa. La aparición de grupos como Al Qaeda y el ISIS ha introducido nuevas dinámicas, caracterizadas por: - El uso intensivo de tecnología y redes sociales - Operaciones transnacionales sin un territorio fijo - Ataques más dispersos y menos predecibles

Esta evolución del terrorismo nos lleva a considerar cómo los Estados han respondido a estas amenazas, y cómo, en algunos casos, han adoptado métodos que los han convertido en perpetradores de actos terroristas contra su propia población.

El terrorismo de Estado

El terrorismo de Estado representa una perversión fundamental del papel del Estado como garante de la seguridad y los derechos de sus ciudadanos. A diferencia del terrorismo convencional, aquí es el propio Estado quien utiliza su poder y recursos para ejercer violencia sistemática contra su población.

Una característica distintiva del terrorismo de Estado es la coexistencia de dos estructuras estatales: una formal y visible, que mantiene una apariencia de normalidad institucional, y otra clandestina que ejecuta acciones ilegales y violentas. Esta dualidad permite al Estado mantener una fachada de legitimidad mientras viola sistemáticamente los derechos humanos.

El Estado terrorista justifica sus acciones alegando la necesidad de combatir amenazas a la seguridad nacional. Sin embargo, al hacerlo, viola el contrato social fundamental que le otorga legitimidad y poder. Los métodos empleados incluyen: - Detenciones ilegales - Tortura sistemática - Desaparición forzada de personas - Represión de la disidencia política

Esta forma de violencia estatal tiene consecuencias particularmente graves para la sociedad, pues destruye la confianza en las instituciones y crea un clima de miedo y desprotección. Para comprender mejor estas dinámicas, examinaremos el caso específico de la Argentina durante la última dictadura militar.

El terrorismo de Estado en la Argentina

El caso argentino representa uno de los ejemplos más dramáticos de terrorismo de Estado en América Latina. Durante la década de 1970, en el contexto de la Guerra Fría, las Fuerzas Armadas argentinas implementaron un sistema represivo sin precedentes en el país.

La violencia estatal comenzó antes del golpe militar de 1976, con la creación de grupos paramilitares como la Triple A. El gobierno militar posterior institucionalizó estas prácticas, estableciendo un sistema de represión que incluía: - Centros clandestinos de detención - Desaparición sistemática de personas - Apropiación de niños nacidos en cautiverio - Persecución política y censura

Un aspecto crucial fue la participación de sectores civiles que apoyaron y se beneficiaron del régimen. La dictadura contó con el respaldo de importantes grupos empresariales, sectores de la Iglesia y parte del espectro político. Sin embargo, también surgió una fuerte resistencia, especialmente de organizaciones como las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas.

La transición a la democracia en 1983 marcó el inicio de un largo proceso de búsqueda de verdad y justicia que continúa hasta hoy. Este período histórico dejó profundas marcas en la sociedad argentina y sirve como ejemplo de las consecuencias devastadoras del terrorismo de Estado.

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