Capítulo 4: Los argumentos inductivos y su evaluación

En el estudio de la lógica, después de haber analizado los argumentos deductivos caracterizados por la validez, ahora nos centramos en los argumentos inductivos. A diferencia de los deductivos, estos no tienen un único criterio de evaluación, sino que requieren considerar diversos tipos y criterios específicos para cada uno de ellos.

Tipos de argumentos inductivos

Lo que caracteriza a los argumentos inductivos es que las premisas ofrecen un apoyo parcial a la conclusión. Si los evaluáramos como argumentos deductivos, serían considerados inválidos. Sin embargo, muchos argumentos inductivos ofrecen buenas razones aunque no sean concluyentes.

A diferencia de la validez de los argumentos deductivos, la fortaleza de un argumento inductivo no se establece según un criterio unívoco: es cuestión de grado. Existen argumentos más o menos fuertes, y para evaluarlos necesitamos reconocer diferentes tipos.

Analizaremos tres tipos principales de argumentos inductivos:

1. Argumentos inductivos por analogía:Establecen similitudes entre casos para inferir características adicionales
2. Argumentos inductivos por enumeración incompleta:Generalizan a partir de casos particulares hacia una conclusión más amplia
3. Silogismos inductivos:Aplican una generalización estadística a un caso particular

Argumentos inductivos por analogía

Los argumentos inductivos por analogía son frecuentes tanto en la ciencia como en la vida cotidiana. Se basan en la comparación entre dos o más entidades o eventos y, a partir de la constatación de que son similares en ciertos aspectos, se concluye que lo son también en otro aspecto adicional.

Por ejemplo, si Federico ha tomado el colectivo 60 durante cinco días consecutivos a las 8:00 y ha demorado aproximadamente 40 minutos en llegar a la universidad, puede razonablemente inferir que hoy, saliendo a la misma hora y tomando el mismo colectivo, demorará también 40 minutos. Este razonamiento se basa en la similitud entre los viajes anteriores y el actual.

La estructura de estos argumentos es:

x₁ tiene las características F, G, ..., Z.
x₂ tiene las características F, G, ..., Z.
...............
xₙ tiene las características F, G, ...

xₙ tiene la característica Z.

Donde x₁,..., xₙ representan eventos, cosas o entidades, y F, G, Z representan aspectos, características o propiedades.

Argumentos inductivos por enumeración incompleta

En los argumentos inductivos por enumeración incompleta, partimos de la consideración de una serie de casos particulares en las premisas y generalizamos en la conclusión para casos que van más allá de los examinados.

Por ejemplo, si Federico observa que durante cinco días consecutivos, saliendo a las 8:00 y tomando el colectivo 60, demora 40 minutos en llegar a la universidad, podría concluir que "El viaje en el 60 hasta la universidad, saliendo a las 8:00, demora aproximadamente 40 minutos" como una generalización.

La estructura general es:

x₁ es Z.
x₂ es Z.
x₃ es Z.
.......
xₙ es Z.

Todos los x son Z.

Vale aclarar que las premisas de estos argumentos pueden ser ya generales. Lo característico es que la conclusión es aún más general que las premisas.

Silogismos inductivos

El silogismo inductivo funciona de manera inversa a los argumentos por enumeración incompleta. En lugar de generalizar a partir de casos particulares, aplica una generalización estadística ya establecida a un caso particular.

Por ejemplo, si sabemos que "la mayoría de los egresados de la Universidad de Buenos Aires consigue trabajo rápidamente" y "Jimena es egresada de la Universidad de Buenos Aires", podemos inferir que "Jimena conseguirá trabajo rápidamente", aunque esta conclusión no sea necesariamente verdadera.

La estructura general es:

El n por ciento (o la mayoría, o muchos) de los F son G.
x es F.

x es G.

En estos argumentos, una premisa tiene forma de generalización estadística, estableciendo la frecuencia relativa de dos propiedades, mientras que la otra premisa subsume un caso particular en esa generalización.

La evaluación de argumentos inductivos

A diferencia de los argumentos deductivos, donde la validez depende de la forma lógica y no del contenido, la evaluación de los argumentos inductivos debe considerar tanto la estructura como el contenido de las premisas y la conclusión.

En los argumentos inductivos, las premisas ofrecen apoyo parcial a la conclusión, haciendo que su verdad sea más o menos probable. Siempre existe la posibilidad de que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa. Los criterios de evaluación varían según el tipo de argumento inductivo.

Evaluación de argumentos por analogía

Para evaluar los argumentos por analogía, consideramos tres criterios principales:

  • 1. Relevancia de las similitudes

    Las similitudes observadas entre los casos deben ser relevantes respecto a la característica que se infiere. Por ejemplo, el hecho de que los vegetales fueron comprados en la misma verdulería es relevante para inferir su calidad, pero el color del sombrero del comprador no lo es.

  • 2. Cantidad de aspectos relevantes compartidos

    Cuanto mayor sea la cantidad de aspectos relevantes en los que los casos se parecen, más fuerte será el argumento. Por ejemplo, si sabemos que siempre que Félix compró vegetales buenos no solo fue a la misma verdulería sino que también compró justo después de que recibieran mercadería fresca, el argumento es más fuerte.

  • 3. Cantidad de casos o instancias

    Cuanto mayor sea la cantidad de casos o instancias que son similares en uno o más sentidos relevantes, más fuerte será el argumento. Si Félix ha comprado vegetales buenos en esa verdulería durante seis meses en lugar de solo una semana, el argumento es más fuerte.

Evaluación de argumentos por enumeración incompleta

Para evaluar estos argumentos, consideramos principalmente:

  1. Cantidad de casos considerados
    Cuanto mayor sea la cantidad de casos mencionados en las premisas en relación con el tamaño total de la población, más fuerte será el argumento. Un argumento que generaliza sobre los porteños basándose en solo tres casos es débil.
  2. Representatividad de la muestra
    La muestra representativa debe evitar estar sesgada, lo que significa que cualquier elemento de la población debería tener igual posibilidad de formar parte de la muestra. Una encuesta sobre opiniones políticas realizada solo a la salida de templos religiosos no sería representativa de toda la población.

Evaluación de silogismos inductivos

Para evaluar los silogismos inductivos, consideramos:

1. Frecuencia relativa establecida en la generalización

Cuanto mayor sea la frecuencia relativa o el porcentaje establecido en la premisa que contiene la generalización estadística, más fuerte será el argumento. Un argumento basado en que "el 90% de las personas con COVID-19 se recuperan sin hospitalización" es más fuerte que uno basado en "el 50% se recupera sin hospitalización".

2. Consideración del total de evidencia disponible

Se debe considerar toda la evidencia relevante, especialmente la más específica. Si sabemos que "el 90% de personas mayores de 90 años con enfermedades graves requieren hospitalización por COVID-19" y la persona en cuestión cumple esas condiciones específicas, este argumento tiene más peso que uno basado en estadísticas generales.

Conclusión

Los argumentos inductivos son fundamentales tanto en la vida cotidiana como en el ámbito científico. A diferencia de los deductivos, no garantizan la verdad de la conclusión pero pueden ofrecer apoyo razonable para aceptarla como probable.

Hemos visto tres tipos principales: argumentos por analogía, por enumeración incompleta y silogismos inductivos. Cada uno tiene criterios específicos de evaluación que consideran factores como la relevancia de las similitudes, la cantidad de casos, la representatividad de las muestras y la frecuencia establecida en las generalizaciones estadísticas.

La evaluación de argumentos inductivos es más compleja que la de los deductivos porque no depende solo de la estructura formal sino también del contenido, y porque la fortaleza del argumento es una cuestión de grado. Comprender estos criterios nos permite evaluar críticamente los argumentos que encontramos tanto en contextos académicos como en la vida diaria.

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