Psicología de la Conducta Humana: El Conductismo

Este texto explora los fundamentos teóricos y metodológicos del conductismo, una de las corrientes más influyentes en la psicología del siglo XX. Examina la ruptura con la psicología de la conciencia, el establecimiento de la conducta como objeto de estudio científico, y los desarrollos iniciales de las corrientes objetivas en psicología.

El conductismo representó una revolución en la forma de entender y estudiar el comportamiento humano, reemplazando el énfasis en la introspección y los estados mentales subjetivos por la observación sistemática de conductas observables. Esta corriente no solo transformó la investigación psicológica sino que tuvo profundas implicaciones en campos como la educación, la terapia clínica y la comprensión del aprendizaje humano y animal.

Ruptura con la psicología de la conciencia y con el método de la introspección

La psicología como disciplina científica se fue construyendo a partir de enfoques filosóficos previos y buscando diferenciarse de la neurofisiología. Hacia finales del siglo XIX, la psicología estaba centrada en el estudio de los fenómenos de conciencia como objeto de estudio, utilizando la introspección como método principal.

El modelo dominante era elementalista y asociacionista, que buscaba encontrar los elementos básicos del comportamiento (sensaciones, percepción, memoria, pensamiento, voluntad) y sus leyes de asociación. Este enfoque suponía que estos elementos, una vez identificados y analizados, explicarían completamente el comportamiento humano.

Sin embargo, concepciones posteriores entendieron la conducta como una unidad en sí misma, producto de una persona única e irrepetible. Los aspectos que tradicionalmente se estudiaban de forma aislada (percepción, inteligencia, memoria) pasaron a considerarse recortes intelectuales de un comportamiento que es esencialmente unitario.

En este contexto de transformación, surgieron en la misma época tanto el Psicoanálisis en Europa como la Psicología Conductista en Estados Unidos. Esta última se propuso construir una psicología como ciencia natural, basada en la observación de hechos más que en especulaciones teóricas o introspección.

El conductismo watsoniano, a través del "Manifiesto Conductista", se postula como posición esencialmente científica y objetiva.

Esta formulación debe entenderse en el contexto del concepto de ciencia de aquella época, diferente del actual. El conductismo formula una posición opuesta a la psicología tradicional: para ser científica, la psicología debe ajustarse a los criterios y métodos de las ciencias biológicas y físico-químicas. Su objeto de estudio debe ser medible, observable y verificable, no puede depender del informe introspectivo de los sujetos, por lo que se establece la conducta como objeto de estudio y la observación como método.

Conceptos teóricos fundantes de una psicología de la conducta humana

La psicología entendida como estudio de la conducta humana en sentido amplio se origina en, al menos, cuatro líneas fundantes:

La Intencionalidad de Brentano

Brentano planteó en 1889 que para diferenciar los fenómenos psíquicos de los físicos, había que destacar que los primeros siempre están referidos a un objeto. Este es el concepto de Intencionalidad: no hay pensamiento en sí, sentimiento en sí o deseo en sí, sino que todos los procesos psicológicos están referidos a algo que está afuera.

El fluir de la conciencia de William James

William James sostuvo que la conciencia está caracterizada por un fluir constante y un continuo cambio. Aunque podemos percibir distintos momentos de ese fluir, son solo recortes de un proceso continuo. James lo comparó con el vuelo de un pájaro: "La verdadera cualidad de la conciencia es similar al vuelo del pájaro y no a los momentos en que el pájaro se detiene".

James fue el iniciador del Funcionalismo, que a diferencia de la psicología tradicional centrada en los estados de conciencia, se enfocó en las funciones como actividad constante del psiquismo.

El inconsciente de Freud

Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, aportó la concepción de que gran parte de los procesos psicológicos son inconscientes. Esta idea modificó la visión de la psicología, invalidando la pretensión de un conocimiento absolutamente objetivo a través de la introspección.

Su concepción del psiquismo como fundado en la interrelación humana es esencial para entender no solo la génesis de la vida psíquica sino también las relaciones entre persona y cultura, así como las concepciones posteriores de la psicología social.

La psicología objetiva de Watson

John Watson, cuyo Manifiesto Conductista data de 1913, buscó convertir la psicología en una ciencia siguiendo el modelo de las ciencias físico-químicas y biológicas. Su tesis doctoral se centró en la complejidad creciente de la conducta de las ratas, y concibió un proyecto para crear una psicología humana objetiva.

La búsqueda de un objeto de estudio que posibilite una psicología "científica"

La idea de crear una ciencia psicológica objetiva tiene raíces antiguas. Descartes intentó aunar su fe religiosa con el conocimiento científico, planteando leyes acerca de los procesos del alma (res cogitans) comparándolas con las leyes del mundo físico (res extensa).

Esta concepción dualista derivó paradójicamente en la idea del "mito del fantasma en la máquina", donde se supone que la mente determina el comportamiento del cuerpo. Ryle criticó esta concepción argumentando que los hechos no son primero mentales para luego pasar a ser corporales, sino que son simultáneamente psico-corporales.

Cabanis sostuvo que los acontecimientos mentales son una función de todo el organismo, no solo de la mente. Augusto Comte, fundador de la Sociología, retomó esta idea y propuso que la psicología debía observar las condiciones orgánicas de las que dependen las funciones afectivas e intelectuales, utilizando métodos externamente verificables.

La conducta como unidad de análisis y el método objetivo

Esbozo de las corrientes objetivas en psicología

Tres autores fundamentales se incluyen en las corrientes objetivas en psicología:

  1. Pavlov: Fisiólogo ruso que investigó el arco reflejo y las formas de condicionamiento. Su descubrimiento de la fístula estomacal permitió medir objetivamente respuestas como la salivación, facilitando el estudio del condicionamiento clásico. A través de este instrumento realizó diversas experiencias, como las de discriminación de estímulos, que permitieron determinar el umbral de discriminación entre diferentes estímulos.

  2. Bechterev: Trabajó sobre temas claramente psicológicos como el pensamiento y el aprendizaje. En 1907 escribió "Psicología Objetiva" y posteriormente utilizó el término Reflexología para nombrar esta psicología objetiva. Incluso intentó aplicar sus descubrimientos a temas de psicología social.

  3. Watson: Conoció los trabajos de Bechterev en 1915 y fundamentó su teoría en los modelos explicativos propuestos por la Reflexología y la Neurofisiología. En cuanto al problema de la mente, Watson pasó de un "conductismo metodológico" (donde admitía la posibilidad de la existencia de la mente pero consideraba que la ciencia no podía ocuparse de ella) a un "conductismo radical" (donde negaba directamente la existencia de la mente).

Antecedentes del conductismo en el desarrollo de la biología

El nacimiento del conductismo está vinculado a los desarrollos en las ciencias en general, y en particular con la biología de mediados y fines del siglo XIX. Este contexto científico es fundamental para entender por qué el conductismo surgió y se desarrolló con tanta fuerza en Estados Unidos, donde la tradición científica pragmática y funcionalista ya estaba bien establecida.

En el panorama biológico de la época se enfrentaban dos corrientes fundamentales:

  • Corrientes fisicalistas: Planteaban que la vida es producto de la combinación física que se expresa en niveles cada vez más desarrollados de partículas materiales. Es una corriente causalista y materialista.

  • Corriente vitalista: Sostenía que el desarrollo persigue alguna finalidad de perfeccionamiento creciente. Es teleológica, en tanto plantea que la vida ha de ser explicada por causas finales.

Las teorías evolucionistas interpretan el desarrollo de la vida como expresión misma de la materia, sin necesidad de explicarlo por la existencia de una causa final. El triunfo de las posiciones fisicalistas representó también el triunfo de la ciencia sobre la religión, que entonces sostenía el enfoque finalista.

Von Helmholtz, biólogo que también hizo aportes a la física y a la psicología, postuló la necesidad de colocar la vida dentro de la "ley natural ordinaria", entendiendo por ella las leyes de la física. Este posicionamiento, denominado "juramento materialista de Helmholtz", significó el compromiso de oponerse a toda idea dualista y restringirse a explicaciones puramente físicas, materiales y mecánicas.

Otro biólogo importante fue Loeb, conocido por introducir el concepto de tropismo y enfatizar la necesidad de definiciones operacionales para todo concepto científico. El tropismo explica fenómenos como la orientación de las plantas por causas físico-químicas, descartando interpretaciones finalistas.

Antecedentes próximos del conductismo en la psicología animal

La psicología animal surgió a fines del siglo XIX como derivado de las teorías de la evolución. Lo esencial del planteamiento de Darwin no era solo la continuidad biológica entre especies, sino la continuidad mental, lo que acentuó el interés por la psicología animal y los estudios comparados.

En 1886, Romanes escribió "La inteligencia animal", primer intento de una psicología comparada, aunque estaba basado en anécdotas y teñido de antropomorfismo. Lloyd Morgan postuló el "Principio de Parsimonia", que sostiene que los hechos han de explicarse por las leyes más simples posibles.

Estos postulados impulsaron una psicología animal centrada en comportamientos susceptibles de ser comprendidos sin acudir al concepto de mente, como la formación de hábitos, las conductas de ensayo y error, y el aprendizaje.

En 1900 se diseñó en la Universidad de Clark el primer laberinto para estudiar la conducta de las ratas, creando uno de los instrumentos más difundidos para estudiar tanto el aprendizaje animal como el humano. En la misma época se publicó en Francia la primera revista de Psicología Animal, años antes de que apareciera la primera revista de Psicología Humana.

Las formulaciones de la escuela conductista

El pensamiento de John Watson puede leerse en tres de sus obras principales:

  1. "La psicología desde el punto de vista del conductista" (1913) - Este artículo, conocido como el "Manifiesto Conductista", marcó el nacimiento oficial del conductismo como escuela psicológica y presentó sus principios fundamentales.

  2. "Conducta: una Introducción a la psicología comparada" (1914) - En esta obra Watson desarrolla su visión de la psicología como ciencia natural basada en el estudio comparativo de la conducta.

  3. "Psicología desde el punto de vista behaviorista" (1919) - Aquí Watson consolida sus ideas y presenta un sistema psicológico completo basado en el estudio objetivo de la conducta.

El "Manifiesto Conductista" de 1913 contiene la famosa declaración de Watson: "Dadme una docena de niños sanos, bien formados, y mi mundo específico para criarlos, y garantizo que elegiré uno al azar y lo educaré para que se convierta en un especialista de cualquier tipo que elija —médico, abogado, artista, comerciante e incluso mendigo o ladrón— independientemente de sus talentos, inclinaciones, tendencias, habilidades, vocaciones y raza de sus antepasados". Esta afirmación refleja el énfasis radical de Watson en el ambiente como determinante del comportamiento.

Watson argumentaba que el nacimiento de la psicología experimental con Wundt no implicó la desaparición de la noción de alma, sino su sustitución por otro concepto igualmente teórico e indefinido: el de conciencia o mente. Para Watson, "la conciencia es un mero supuesto, con tan pocas posibilidades de ser probado como el de alma, y un supuesto que no puede ser probado es un supuesto no científico".

Para el conductismo watsoniano, tanto el alma como la conciencia o la mente tienen connotaciones metafísicas. Si la psicología quiere convertirse en ciencia, debe emplear conceptos respecto de los cuales puedan hacerse observaciones directas.

El modelo E-R (estímulo - respuesta). El Conexionismo

Watson entiende por conducta aquello que un organismo hace en forma de comportamiento externo, visible. Incluso el hablar es considerado una conducta observable. Los problemas fundamentales que se plantea son:

  1. Dada una Respuesta (conducta), ver cuál fue el Estímulo que la provocó.

  2. Dado un Estímulo, ver qué Respuesta acontecerá.

  3. Si la posibilidad de esa Respuesta no es heredada, ver cómo esa respuesta ha sido aprendida.

Este modelo básico se conoce como modelo E-R (Estímulo-Respuesta), y es la base del Conexionismo, que sugiere que el aprendizaje consiste en establecer conexiones entre estímulos y respuestas.

Para ilustrar este modelo, pensemos en un ejemplo cotidiano: cuando suena el timbre de la puerta (E), una persona se levanta y abre (R). Con el tiempo, diferentes timbres (de teléfono, de microondas) pueden provocar diferentes respuestas específicas, evidenciando conexiones aprendidas entre estímulos particulares y respuestas diferenciadas.

El tema del aprendizaje de las conductas no heredadas lo vincula con la reflexología, de donde toma los conceptos de arco reflejo y de condicionamiento:

  • Estímulo incondicionado: Aquel que puede provocar una respuesta sin aprendizaje previo. Por ejemplo, la comida (estímulo incondicionado) produce naturalmente salivación (respuesta incondicionada).

  • Estímulo condicionado: Aquel capaz de suscitar una respuesta cuando ha habido aprendizaje previo. Por ejemplo, el sonido de una campana (estímulo condicionado) puede provocar salivación (respuesta condicionada) después de haber sido asociado repetidamente con la comida.

Postulados fundamentales del conductismo watsoniano

Los postulados fundamentales que definen el conductismo clásico de Watson son:

  1. Análisis objetivo: Toda conducta se compone de respuestas objetivamente analizables. Una conducta humana compleja (como aprender a tocar piano) puede ser analizada en unidades de respuesta simples (como movimientos específicos de los dedos ante estímulos visuales particulares).

  2. Reduccionismo físico-químico: La conducta siempre se compone de movimientos musculares y secreciones glandulares. Por ejemplo, la conducta "sonreír" se explica como contracciones específicas de músculos faciales, y la "ansiedad" como un conjunto de respuestas que incluyen secreciones hormonales, tensión muscular y alteraciones en la respiración.

  3. Determinismo causal: Existe un estricto determinismo de las respuestas: a todo estímulo sigue una respuesta y toda respuesta es respuesta a un estímulo. No hay comportamientos "espontáneos" o sin causa.

  4. Rechazo al mentalismo: Los procesos de conciencia no son susceptibles de ser estudiados científicamente por no ser directamente observables.

Estos postulados tuvieron profundas implicaciones prácticas. Por ejemplo, en la educación llevaron a enfocarse en comportamientos observables y medibles, como en los objetivos conductuales ("al finalizar la clase el alumno será capaz de..."); en la psicología clínica derivaron en terapias centradas en modificar conductas específicas en lugar de explorar significados o experiencias internas.

El experimento del "Pequeño Albert"

Uno de los experimentos más conocidos (y éticamente cuestionados) de Watson fue el caso del "Pequeño Albert" (1920), que ilustra sus conceptos sobre condicionamiento y emociones. Watson y su asistente Rosalie Rayner condicionaron a un bebé de 11 meses (Albert) para que desarrollara miedo a una rata blanca, asociándola con un fuerte ruido que naturalmente asustaba al niño. Este experimento demostró que:

  • Las emociones podían ser condicionadas siguiendo principios similares a los reflejos

  • El miedo condicionado podía generalizarse a estímulos similares (Albert desarrolló miedo a objetos blancos y peludos similares a la rata)

  • Las emociones complejas podrían construirse a partir de condicionamientos básicos

Este experimento, aunque éticamente inaceptable según los estándares actuales, fue fundamental para el desarrollo de la teoría conductista y las posteriores terapias de modificación de conducta.

Respecto a la relación mente-cuerpo, Watson desarrolló dos posiciones distintas a lo largo de su carrera:

El conductismo metodológico

Inicialmente, Watson adoptó una posición epifenomenista. Esta perspectiva sostiene que la mente puede existir pero no tiene eficacia causal sobre el cuerpo. Es como si la mente fuera una "sombra" de los procesos físicos: existe como resultado de ellos pero no los modifica.

En esta etapa, Watson no negaba necesariamente la existencia de la mente, sino que argumentaba que la psicología, para ser científica, debía estudiar solo lo observable (la conducta) y no lo inobservable (la mente).

El conductismo radical

Posteriormente, Watson adoptó un monismo fisicalista. En esta fase, ya no solo dejaba la mente fuera del ámbito de estudio científico, sino que directamente negaba su existencia como entidad separada.

Watson argumentaba que lo que llamamos "pensamiento" es en realidad un habla subvocal o inaudible. Para ilustrarlo de forma sencilla: cuando "pensamos", según Watson, estamos realmente "hablándonos a nosotros mismos" pero sin emitir sonidos audibles, moviendo sutilmente los músculos relacionados con el habla.

Ante la idea de que los estados mentales determinan el comportamiento, Watson presentaba un argumento basado en la física: para que una idea determine un comportamiento, debe ser capaz de producir trabajo físico, lo que requiere energía física. Si las ideas tienen energía física, entonces son entidades físicas, no mentales. Si no tienen energía física, no pueden causar comportamientos.

Es importante entender que estas posiciones de Watson estaban influenciadas por los descubrimientos contemporáneos en física, particularmente el principio de conservación de la energía, que establece que la energía no puede crearse ni destruirse, solo transformarse.

El problema de las emociones

Respecto de las emociones, Watson sostiene que en el momento de nacer existen tres emociones básicas que son respuestas incondicionadas, cada una suscitada por estímulos específicos:

  1. Amor: Suscitado en un bebé por las caricias, manifestándose por el enrojecimiento de la piel y la relajación.

  2. Miedo: Suscitado por la pérdida brusca de la base de sustentación, produciendo contracciones corporales y gritos.

  3. Cólera: Suscitada por la sujeción del bebé, impidiéndole moverse, produciendo contracturas, gritos y alteración de procesos viscerales.

Todas las emociones posteriores son entendidas como condicionamientos a partir de estas emociones básicas. Para modificar una emoción negativa, como el miedo a un animal, habría que descondicionar el estímulo que produce miedo y condicionarlo respecto de conductas de amor, exponiendo gradualmente al sujeto al estímulo temido mientras realiza actividades placenteras.

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