El Neoconductismo y la Psicología de la Conducta No Conductista
El siguiente resumen aborda las principales contribuciones del neoconductismo y la psicología de la conducta no conductista según el texto de José Töpf. Se presentan los conceptos fundamentales, teorías del aprendizaje y los intentos de integración teórica, con especial atención a los desarrollos en Argentina.
El Neoconductismo
Conductismo Molar o Intencional
Uno de los continuadores más importantes de Watson fue Tolman, quien desarrolló lo que se conoce como conductismo molar o conductismo intencional. A diferencia del análisis molecular de Watson centrado en relaciones entre estímulos y respuestas fisiológicas, Tolman propuso un enfoque molar que:
Watson ya había distinguido entre "conductas" y "actos", siendo los actos integraciones de respuestas más simples, cualitativamente diferentes de las respuestas moleculares.
Los actos de conducta, aunque relacionados con reacciones musculares, tienen propiedades emergentes que deben ser el objeto de estudio de la psicología.
La fisiología debe estudiar las condiciones moleculares necesarias para que el acto pueda darse, mientras que la psicología debe enfocarse en las cualidades emergentes.
Según Tolman, los actos (conductas como un todo) tienen tres cualidades fundamentales:
Los actos siempre tienden a y provienen de. Siempre se dirigen hacia objetos o finalidades y provienen de situaciones específicas.
Muestran un patrón específico de interacción entre el sujeto y los objetos-fines, así como con los objetos-medios (instrumentos para alcanzar esos fines).
El sujeto tiene la posibilidad de seleccionar ciertos comportamientos antes que otros, lo que indica que no hay un determinismo absoluto.
El Papel del Significado y de la Intención en la Valoración de los Estímulos y de las Respuestas
Tolman analizó estas cualidades y se preguntó cómo se explica que todo acto tienda a y provenga de, cómo se explica el empleo de objetos-medios para alcanzar objetos-fines, y cómo se explica la selección de los objetos-medios posibles. Sus conclusiones fueron:
El "tender a" muestra una intención por parte del organismo.
No hay intención sin cognición, o sea, sin algún nivel de conocimiento.
La intención implica que el organismo reconoce la meta como algo a alcanzar y conoce los medios para llegar a ella.
Para Tolman, los determinantes de las conductas no son los estímulos, sino las cogniciones y las intenciones, a las que llama "determinantes inmanentes" de la conducta. El concepto de respuesta es reemplazado por el concepto de acto. Para evitar caer en un mentalismo, Tolman ofrece una definición operacional de intención: "Hay intención cuando una respuesta muestra docilidad (tendencia a producirse) con relación a algún fin, o siempre que una respuesta esté lista para transformarse o el organismo esté dispuesto para elegir, gradual o súbitamente, ciertas conductas antes que otras".
La docilidad del comportamiento es lo que operacionalmente da cuenta de una intencionalidad. Esta se convierte en un dato observable, incluso en un laboratorio, ya que siempre que observemos en las conductas selecciones o privilegios de ciertos caminos antes que otros, o la capacidad de aprender, estamos observando lo que llamamos intención.
Por ejemplo, en un experimento típico de Tolman, una rata colocada en un laberinto inicialmente se mueve en varias direcciones. Eventualmente, siguiendo un camino aleatorio, llega a la comida (meta). Al repetir el experimento, la rata llega cada vez con mayor facilidad a la meta, mostrando que aprende el camino correcto. Esta capacidad de seleccionar y privilegiar progresivamente los caminos acertados sobre los erróneos demuestra una intencionalidad observable: la rata no sólo responde a estímulos, sino que muestra un comportamiento orientado hacia la meta con capacidad de selección.
Además de la intencionalidad, los actos se caracterizan por sus componentes cognitivos, ya que los organismos "conocen" los objetos-fin hacia los cuales se dirigen. Este conocer varía según el desarrollo de cada especie, pero incluso en animales inferiores se necesitan incluir variables cognitivas para explicar la "docilidad" de sus conductas.
Otro concepto importante del conductismo de Tolman es que la conducta implica la respuesta del organismo como un todo. El organismo reacciona como totalidad frente a la situación-estímulo.
Las intenciones y cogniciones constituyen lo que Tolman llama determinantes inmanentes de la conducta. Estos pueden ser causados tanto por estímulos del medio como por estímulos del propio organismo. A diferencia de Watson, para quien los estímulos son la causa de las respuestas, Tolman entiende que el desencadenante de la conducta no son los estímulos sino los determinantes inmanentes por ellos suscitados.
Según el modelo de Tolman, a los estímulos internos o externos se les llama causas iniciadoras. Los determinantes inmanentes, responsables de la ejecución de la conducta, revelan tanto capacidades propias de la especie como capacidades propias del organismo particular. El ajuste a la situación, su coherencia y la adaptación del organismo al medio dependerán de estas capacidades.
Tolman sostiene que:
Es posible un conductismo no fisiologista.
Este nuevo conductismo podrá encarar no solo los problemas del conductismo watsoniano, sino también retomar con una nueva metodología los problemas de la psicología anterior.
Sus conceptos fundamentales son cuatro:
Agente estimulante: definido en términos físicos, son "las causas independientes, iniciadoras de los fenómenos de conducta total".
Indicio para la conducta: Los estímulos se convierten en indicios cuando adquieren un significado para el organismo.
Acto de conducta y sus cualidades.
Objeto de conducta: Determinado por el significado conductual de distintos indicios que se relacionan entre sí.
A diferencia del conductismo watsoniano que se preguntaba cuál es la respuesta a un estímulo, cuál es el estímulo que provoca una respuesta, y cómo se aprende una respuesta a un estímulo no innato, Tolman plantea problemas diferentes:
Dados los agentes estimulantes, determinar cuáles son los indicios de la conducta.
Dados los indicios, determinar cuál es el objeto de conducta.
Dado el objeto determinante de la conducta, ver cuál es el acto de conducta del organismo.
Tolman, al introducir el concepto de conducta molar, organizada, con intencionalidad y significado, establece un puente entre el conductismo y las tendencias cognitivas que luego se desarrollaron intensamente.
Conceptos Conductistas del Aprendizaje
Tras explorar el desarrollo teórico del conductismo y neoconductismo, es fundamental comprender cómo estas corrientes conceptualizan el aprendizaje, aspecto central de la psicología conductista. Los Reflejos Condicionados, base del aprendizaje para las corrientes conductistas, evolucionan hacia:
- Extinción: Cuando un estímulo condicionado se presenta aisladamente, sin el estímulo incondicionado (refuerzo), la respuesta condicionada se debilita y extingue.
- Con refuerzo sistemático, la respuesta se establece rápidamente pero también se extingue rápidamente.
- Con refuerzo aleatorio, la respuesta tarda más en establecerse pero también en extinguirse.
Generalización: Una respuesta condicionada establecida por un estímulo condicionado puede ser evocada por estímulos similares o conexos.
Discriminación: Los estímulos similares se transforman en estímulos negativos si nunca se los refuerza, permitiendo respuestas más específicas.
Las teorías del aprendizaje se pueden clasificar en:
Centradas en la contigüidad
Centradas en el refuerzo
Centradas en los procesos cognitivos
Teorías Centradas en la Contigüidad
El condicionamiento clásico de Pavlov sienta las bases para los primeros estudios sobre el aprendizaje. Se basa en el asociacionismo, que explica las operaciones intelectuales por asociación de ideas mediante tres leyes: semejanza, contraste y contigüidad.
Watson fundamenta el aprendizaje en el asociacionismo y enuncia dos principios:
Frecuencia: Cuanto más frecuentemente se produce una respuesta a un estímulo, tanto más probable es que vuelva a producirse.
Proximidad o recencia: Cuanto más próxima o reciente es una respuesta a un estímulo, mayor posibilidad tiene de repetirse.
Para Watson, el aprendizaje depende solo de la contigüidad del estímulo y la respuesta. Rechaza la idea del refuerzo como determinante del aprendizaje.
Teorías Centradas en el Refuerzo
A medida que evolucionaba el pensamiento conductista, surgieron teorías que ampliaron el modelo del condicionamiento. Mientras las teorías de la contigüidad se enfocaban en la asociación temporal entre estímulos y respuestas, las teorías del refuerzo sostuvieron que las consecuencias de la respuesta son fundamentales para el aprendizaje. Las consecuencias agradables proporcionan condiciones ideales para establecer vínculos entre estímulos y respuestas, representando un avance significativo respecto al modelo mecanicista inicial.
A diferencia de Pavlov, que concebía el refuerzo como la confirmación de un estímulo condicionado por un estímulo incondicionado (relación entre estímulos), los teóricos del refuerzo lo entienden como los efectos o consecuencias que tiene la respuesta sobre el individuo.
Thorndike fue uno de los representantes de esta corriente. Sus estudios se centraron en la inteligencia animal usando "cajas problema" para estudiar el aprendizaje por ensayo y error. Enunció dos leyes principales:
Ley del efecto: "La fijación de las conexiones estímulo-respuesta depende no simplemente de que se presenten juntos, sino de los efectos que siguen a las respuestas". Una conexión se fortalece cuando está acompañada de satisfacción.
Ley del ejercicio: "La conexión entre una situación y una respuesta aumenta o disminuye en proporción directa al número de respuestas a un estímulo dado", pero solo es eficaz si está acompañada por las características de la ley del efecto.
Skinner, otro importante teórico del refuerzo, reconoce dos tipos de aprendizaje correspondientes a dos tipos de conducta:
Conducta respondiente: Producida automáticamente por estímulos específicos, donde hay una relación causa-efecto entre estímulo y respuesta. El organismo no puede evitar la reacción.
Conducta operante: Opera sobre el medio ambiente y no es producida por un estímulo particular, sino emitida por el organismo. La respuesta operante depende de múltiples factores como el hambre, circunstancias sociales y otras condiciones de estímulos.
Skinner centró sus estudios en las conductas operantes y desarrolló la educación programada (como programas de aprendizaje secuencial donde el estudiante avanza a su ritmo, recibiendo retroalimentación inmediata tras cada respuesta) basada en principios como:
Principio de la respuesta activa: El individuo debe responder activamente construyendo la respuesta, no solo eligiéndola.
Principio de la respuesta correcta y verificación inmediata: La motivación disminuye cuando la dificultad es grande y produce muchos errores. La respuesta correcta produce refuerzo.
Principio de la progresión graduada: Gradación de la dificultad de lo simple a lo complejo.
Principio del fraccionamiento del aprendizaje: División de la materia en pequeñas unidades de información para asegurar un reforzamiento inmediato.
Según Skinner, enseñar sería disponer las condiciones de refuerzo en las cuales los alumnos aprenden.
Psicología de la Conducta no Conductista
Las limitaciones del enfoque conductista para explicar la complejidad del comportamiento humano llevaron al desarrollo de perspectivas integradoras que, si bien mantienen la conducta como objeto de estudio, incorporan elementos de otras corrientes psicológicas.
Intentos de Integración Teórica de una Psicología de la Conducta en Nuestro País
En Argentina, hubo importantes desarrollos de una psicología de la conducta que no se limitó al conductismo. Enrique Pichon Rivière realizó estudios pioneros vinculando psicoanálisis, psiquiatría, conductismo, estructuralismo, materialismo histórico e interaccionismo, surgiendo una corriente de pensamiento integrador denominada primero Psiquiatría Social y luego Psicología Social.
En Argentina, la denominación Psicología Social remite a dos corrientes psicológicas distintas:
La que estudia los fenómenos de interrelación humana (grupos, familias, instituciones, comunidades) con temas como roles, liderazgos, comunicación, influencia, actitudes y motivación.
La que entiende que toda psicología humana es social, en tanto se ocupa de un ser cuya condición necesaria para ser humano es la de ser social. Esta segunda corriente fue desarrollada por Pichon Rivière.
Pichon Rivière desarrolló lo que llamó ECRO (Esquema conceptual referencial y operativo), que incluye:
Una teoría general sobre la naturaleza y sus leyes.
Una teoría general sobre el funcionamiento del psiquismo humano y la personalidad.
Una teoría general sobre las interrelaciones humanas.
Una teoría sobre la génesis y naturaleza de la salud y la enfermedad.
Una concepción de la psicopatología.
Una teoría de la técnica de coordinación de grupos.
Una teoría de la técnica psicoterapéutica.
Uno de los continuadores de esta corriente fue José Bleger, fundador de la psicología académica argentina, quien se destacó por su preocupación teórica sobre el problema de la simbiosis y el logro de la identidad, así como por las interrelaciones posibles entre el Materialismo Histórico y el Psicoanálisis, y entre Psicoanálisis y Conductismo.
Unidad y Pluralidad Fenoménica de la Conducta
Se plantea una concepción monista materialista que reconoce la identidad ontogénica (ser) de los fenómenos y la especificidad fenoménica (apariencia) de los mismos. Esto implica una visión unitaria del ser humano:
Se piensa no solo con la mente sino con todo el cuerpo.
El comportamiento humano refleja una unidad psicofísica con variadas formas de manifestarse.
No hay un hombre escindido entre su naturaleza animal y su naturaleza mental.
Trabajos posteriores amplían esta concepción unitaria incluyendo el entorno:
Lagache desarrolla el concepto de "hombre en situación".
Nuttin estudia la relación del hombre con su entorno específicamente humano.
La unidad de análisis pasa a ser la conducta del organismo entendida como unidad individuo-medio ambiente, que incluye:
En el concepto de individuo: aspectos psíquicos y físicos.
En el concepto de medio ambiente: medio físico, social y cultural, incluyendo las internalizaciones del sistema social en el sistema psíquico.
La existencia humana se concibe como un fluir constante, un continuo comportarse que es función del entorno y de la internalización de este. Esta unidad fluyente se manifiesta como sucesión de conductas acotadas con significado, principio y fin.
La conducta, siendo unitaria, aparece fenoménicamente de modos diversos: como acto corporal, como correlato mental y como acción sobre el mundo externo. Estos tres aspectos no siempre son concordantes, lo que plantea el problema de la pluralidad fenoménica de la conducta unitaria.
La conducta es la expresión de un sistema interno llamado personalidad, que es una estructura hipotética integrada por factores heredados, congénitos, experiencias infantiles y procesos posteriores. La personalidad es un constructo teórico inferido de los modos de comportarse observables.
Pichon Rivière ideó un modelo para expresar esta unidad y pluralidad de la conducta mediante tres círculos concéntricos (representado en el texto original mediante un diagrama), cada uno representando una forma privilegiada de expresión: área 1 (mental), área 2 (corporal) y área 3 (del mundo externo). Este modelo visual muestra cómo las tres áreas coexisten simultáneamente en toda conducta, aunque con diferentes grados de predominio.
Aunque la conducta se expresa simultáneamente en las tres áreas, puede haber predominio de un área sobre las otras debido a:
La naturaleza de la conducta (hay conductas que reclaman una particular manera de expresarse).
La idiosincrasia de las personas (preferencia por un modo de expresión).
Las contradicciones entre áreas pueden deberse a la multiplicidad de aspectos del psiquismo y a las formas como se defiende de los conflictos. Esta discordancia puede ser transitoria o estable, como defensa ante situaciones provocadoras de ansiedad. La contradicción entre áreas se expresa en dificultades en la comunicación interpersonal.
Este modelo de las tres áreas guarda analogía con la división kantiana del psiquismo en intelecto, afecto y voluntad, aunque con un contenido teórico muy diferente.
Bibliografía
El texto original incluye una bibliografía con obras de José Bleger, Antonio Caparrós, Edna Heidbreder, Daniel Lagache, A. Leontiev, Edward Tolman y John Watson, que profundizan en los conceptos presentados sobre conductismo, neoconductismo y psicología de la conducta.